Día 1 – Barcelona – Colombo
Volamos con Qatar Airways, hacemos escala en Qatar. Subimos las mochilas con nosotros en cabina ya que tenemos una escala es de 1:30h y no nos queremos arriesgar a facturar las mochilas para no perder el equipaje.
Llegamos al aeropuerto de Colombo donde nos espera nuestro compañero de viaje y chófer Nirmal. Menudo choque climático venir desde el Otoño en Barcelona a la calor y humedad tropical!
Nos aconsejan cambiar algo de efectivo a la ciudad de Negombo, vamos a una casa de cambio (nos sorprende por qué es una joyería). Cambiamos 200€ por cabeza, al final del día nos damos cuenta que deberíamos haber cambiado bastante más. Al día siguiente tendremos que hacerlo o encontrar un ATM para sacar directamente LKR. Aquí usar la tarjeta de crédito no parece una opción.
Día 2 – Colombo – Anuradhapura
Llegamos a primera hora de la mañana en el Aeropuerto de Colombo, con la ruta que hemos planificado nos haremos a hacer el triangulo cultural, así que tenemos un trayecto de unas 3:30 horas hasta Anuradhapura, la primera parada dentro del llamado triángulo cultural.
Teníamos muchas ganas de probar el té de ceilan, así que en ruta, a medio camino decidimos hacer una pausa para tomar la primera taza de té negro con leche, que si no nos falla la memoria. La verdad es que estaba riquísimo. ¡Este sería el primero de muchos durante este viaje! El bar dónde paramos, son locales situados en la carretera dónde sirven té y comida.
Llegamos a Anuradhapura y comemos en el restaurante de un hotel, Margosa Lake Resort. ¡El primer rice & curry! Con varios acompañamientos y una cerveza local llamada Lion nos costó unos $8 por persona. Especialidad sin duda de Sri Lanka y aunque te digan que no, va a ser picante. Tienen incluso una piscina y aunque está apartado del centro nos arrepentimos de no habernos alojado allí la primera noche.

Por fin llegamos a nuestro primer destino, el templo de Isurumuniya. Se trata de un pequeño complejo budista (religión mayoritaria en el triángulo
cultural) de acceso gratuito en el que vimos las primeras estupas y estatuas de Buda (incluyendo una grande y muy colorida en la que está tumbado en el interior del templo). También vimos los primeros animales como una cueva llena de murciélagos y un monitor de agua. Ah y por supuesto perros, a los que veremos a lo largo del todo el viaje aquí y allá.
Tanto en este como en los demás templos es obligatorio quitarse los zapatos antes de entrar. Estos se pueden dejar en la entrada por un mínimo precio o a veces incluso con la voluntad (aunque es aconsejable dejar propina al menos).
La segunda parada del día es la antigua ciudad de Anuradhapura, (entrada $25) considerada como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco debido a su buen estado de conservación. En su día fue la capital del reino de Anuradhapura y una de las ciudades de mayor poder de Asia meridional. Quedamos impresionados con el tamaño de la estopa más grande, que es realmente enorme.

Las ruinas están distribuidas alrededor de 40km cuadrados así que nos tuvimos que quitar de la cabeza nuestra idea de recorrerla en bici, cosa que sí puede hacerse en Polonnaruwa, ciudad que finalmente tuvimos que dejar fuera de nuestro itinerario al no disponer de muchos días y al ser una visita parecida. Nos hizo mucha gracia encontrarnos con los primeros monos de cara negra autóctonos de Sri Lanka y también con algunas vacas. Todos campaban a sus anchas por el recinto.
A parte de diversas estupas y restos arqueológicos, también se encuentra el “Jaya Sri Maha Bodhi”, un árbol sagrado al que los budistas acuden a rezar, hacer ofrendas a Buda y relajarse a meditar en su sombra en la que en su día Buda alcanzó la iluminación. Para acceder al árbol es necesario pagar una entrada de unos $3.
Continuamos visitando los templos hasta que se hizo de noche. Nos alojamos en Diamond Lake Resort, en frente de un lago, pero estábamos apartados del centro, en los alojamientos no se puede pagar con tarjeta.

Día 3 – Mihintale – Dambulla – Lion rock (Sigiriya)
Nos despertamos bien temprano, con el sonido de los animales y unas magníficas vistas al lago desde la habitación, uno de los puntos fuertes del hotel.

Mihintale
Mihintale es un pico montañoso cerca de Anuradhapura. En él, los ceilandeses creen que tuvo lugar el encuentro entre el monje budista Mahinda y el rey Devanampiyatissa, el cual supuso la inauguración del budismo en la isla. Allí se encuentra un complejo budista, que actualmente es lugar de peregrinación y en el que encontramos varios monumentos religiosos en medio de la naturaleza.
El precio para entrar son unos $3 y en la entrada hay varios guías que ofrecen sus servicios, pero aunque vayas sin guía, los monos te acompañarán durante toda la visita. La visita empieza con la subida de alrededor de 1800 escalones.
Al llegar arriba, a simple vista se vislumbran varias estupas, una gran estatua de buda completamente blanca muy bonita y la parte más alta del complejo, la Aradhana Gala. Dato curioso e importante a la hora de tomar fotos, nunca le des la espalda a Buda, es considerado una falta de respeto.
La Aradhana Gala es una roca sobre la cual se cree que Mahinda meditó por primera vez. Ascendimos a su cima, y aunque esté habilitada para ello, fue una pequeña aventura. Al llegar a la cima nos vimos totalmente recompensados al contemplar las vistas sobre el complejo y el paisaje de alrededor.
Dentro de una de las estupas, y en contraste con el blanco puro de los exteriores de los monumentos, se produce una explosión de colores en forma de estatuas de Buda y diversas representaciones religiosas. A destacar la gran figura del Buda tumbado, una de las múltiples posiciones en las que se le representa.

Mihintale fue uno de los episodios que más nos gustó de Sri Lanka, quizá por que fue de los primeros, aunque eso nunca lo sabremos. La siguiente parada es en las cuevas de Dambulla y en ruta, paramos en una frutería chulísima en la que compramos mini plátanos y mango cortado con un enorme cuchillo. Espectacular el sabor de la fruta tropical.

En el camino también hemos parado en una pequeña fábrica de Batiks, una especie de pañuelos que pintan con diversas tintas, una por una. Al final de la visita compramos uno de recuerdo que nos servirá de ayuda para cubrirnos los hombros o piernas en los templos si es necesario, o como diadema.
Comemos en el restaurante Rit Hu, totalmente recomendable, un arroz con curry buenísimo. Dejamos escrito un mensaje en un hueco de sus paredes, llenas de recuerdos de los viajeros que pasan por allí.
Cuevas de Dambulla
Las Cuevas de Dambulla son un conjunto de cuevas que contienen diversos templos en su interior. También son conocidas como el Templo de Oro, debido a la gran estatua dorada de Buda que se encuentra en sus inmeciadiones. Son patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1991. Se cuentan alrededor de 80 cuevas, de las cuales 5 son las principales.
Debido a que la roca se alza unos 160 metros, para acceder también toca subir unos cuantos escalones más. A parte de los recuerdos, nos llevarmos unos gemelos bien fuertes a la vuelta. Durante el ascenso se puede hacer alguna paradita y contemplar las preciosas vistas desde la roca.
Las estatuas y las pinturas budistas estan realizadas en la misma pared de roca se encuentran en un estado de conservación espectacular, de hecho son las mejor conservadas de Sri Lanka.
Nos llevamos una linterna para no perdernos ningún rincón y la verdad que fue una visita muy chula en la que se pueden observar diferentes episodios de la vida de Buda, por lo que se observan tallas en muchas de sus posturas, cada uno con su significado.
Lion Rock (Sigiriya)
Otro de los puntos fuertes del viaje a Sri Lanka es sin duda la parada en la Lion Rock de Sigiriya. Esta imponente roca elevada 370m sobre el nivel del mar es el resultado de la erupción de un extinto volcán. Es parte de los restos arqueológicos del palacio de Kasyapa, quien fue rey durante el siglo V d.C. En 1982 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y para los locales es considerada la octava maravilla del mundo.
Durante el ascenso se observan señales con avispas, pues hay que tener cuidado ya que pueden picar. El ascenso es importante pero se puede hacer tranquilamente, durante la subida también se disfrutan de unas vistas impresionantes.
Casi al final de la subida nos encontramos con la famosa entrada con las dos enormes garras de león talladas en la roca. Descansamos, tiramos unas fotos y seguimos.

Al superar todos los escalones llegamos a la superfície donde se disfrutan de quizá las mejores vistas de todo el viaje en 360º. A lo lejos se dibujan las montañas de las tierras altas, nuestro destino en los días siguientes. Es una chulada pasear por los restos del palacio en el que ves antiguas piscinas, restos arqueológicos de las estancias e imaginas como podía ser la vida del rey en la época, instantes antes de que el sol empieze a ponerse en Sri Lanka.
El hotel en el que nos alojamos está bastante céntrico en el pequeño pueblo de Sigiriya. Cogemos la linterna y nos damos un paseo. Allí hemos comprado unas máscaras típicas de la danza tradicional de la isla y nos tomamos un cocktail en un modesto chill-out regentado por gente de diversas partes del mundo.
Día 4 – Sigiriya – Matale – Kandy
Sigiriya village tour
Nos despertamos en Sigiriya y para esta mañana tenemos preparado un village tour con una serie de experiencias tradicionales. Primero nos damos un paseo en carro tradicional tirado por una vaca autóctona geperuda con unos grandes cuernos. A continuación nos damos un paseo en el lago con unas barquitas de madera y el guía nos sorprende tirándose al agua, coge una planta y la fabrica un collar la mar de resultón a Anna.




Llegamos a una casita de barro en el que nos enseñan como construyen los tejados con hojas de palmera, molemos trigo y disfrutamos de un almuerzo riquísimo (y también picante como no) hecho al fuego.

Primer encuentro con un tuk tuk y nos reencontramos con Nirmal y arrancamos con destino a Kandy, aunque por el camino realizaremos un par de paradas.

Spice garden (Matale)
Jardín botánico en el que realizas un tour y te enseñan y explican las peculiaridades de los tipos de plantas que cuidan. Hay especias para cocina pero también muchas que tienen propiedades medicinales. Me quedé sin pelo en el brazo probando un depilador natural!
Al entrar te reciben con un te y al final de la explicación puedes comprar los productos que fabrican, aunque nosotros solo compramos un poco de curry para cocinar a la vuelta. El guía sabía un poco de español y era super simpático, la verdad que nos reímos bastante juntos.


Sri Muthumariamman temple (Matale)
En el trayecto hacia Kandy paramos en el templo hinduista Sri Muthumariamman de Matale. El prefijo «Muthu» significa «perla», «Mari» significa madre y «Amman» significa «lluvia», y recibe su nombre debido a que está dedicado a Mariamman, la diosa de la lluvia y la fertilidad.
Al contrario de lo que puede parecer al observar el templo desde fuera con multitud de colores y detalles, el interior nos dió la impresión de que estaba a medio acabar aunque tiene bastantes detalles.
Nos explicaron que a diferencia de los budistas, los hinduistas (al menos en Sri Lanka) suelen ser gente más pobre y eso se ve reflejado en los creyentes que acuden al templo. Nos gustó mucho el cambio de sensaciones después de pasar un par de días visitando templos budistas en el triángulo cultural. Una buena parada en nuestro trayecto.



Casa de Sudath
Sudath es el jefe de la compañía de transporte a través de la cual contratamos a Nirmal, nuestro chófer y compañero de viaje. Muy contento de acogernos en su casa nos prepara un te y nos entrega los billetes de tren para el tren de Nanu-Oya (Nuwara Eliya) a Ella.
No podemos estarle más agradecidos por la previsión, ya que de no ser por él quizá no hubiéramos encontrado billetes puesto que eran días festivos y muchos estudiantes y trabajadores regresaban a sus casas.

Sigue la aventura: