Día 7 – Tangalle – Weligama
¡A la mañana siguiente nos damos nuestro primer bañito del viaje! Hoy decidimos dormir un poco más y relajamos un rato durante la mañana en la piscina del hotel, así Nirmal puede también pasar un tiempo con los suyos ya que estamos cerca de su casa.
De ahí nos dirigimos a Tangalle, una de las playas más salvajes de las que veremos en el sur.


Después de pasear un rato por la arena y tomar un zumo de frutas buenísimo tumbados en unas hamacas en la sombra.


Seguimos en ruta y vamos a la bahía de Weligama, ya que hay olas donde se puede practicar surf sin ser un gran experto. Contratamos un instructor para que nos de unos consejos para coger algunas olas y pasamos la tarde surfeando en el Índico. Comemos en un food truck de pescado para variar un poco del rice & curry, ya que también es típico de la costa.




Por la noche nos alojamos en Mirrissa, ya que a la mañana siguiente vamos a avistar ballenas. El hotel se llama Sommerset Mirissa y lo inauguraron recientemente. Fue uno de nuestros favoritos. Lástima que está un poquito apartado del centro, aunque no mucho. Para acabar el día, bañito con la puesta de sol en su “infinite pool” a la altura de las palmeras y otros árboles y para cenar, rice & curry, ¡como no!

Día 8 – Mirissa – Galle – Hikkaduwa
A las 7:00 de la mañana llegamos al puerto de Mirissa para coger un barco que nos llevará a avistar ballenas (si tenemos suerte). Es un big boat con otros turistas, quizá demasiados, y que incluye desayuno al rato de zarpar. Nos llama mucho la atención lo coloridas que son las barcas de madera. Ya hemos visto que los autobuses y los tuk-tuk están decorados de manera extravagante, pero esto es nuevo y muy bonito. Cogemos un par de sitios sentados en las colchonetas en la borda para asegurarnos unas buenas vistas. Es obligatorio ponerse el salvavidas.
Ya en alta mar, acompañamos a unas cuantas ballenas que saliendo y submergiéndose una y otra vez para respirar y nos enseñan la cola. Momentos que te dejan sin aliento.




Cogemos el coche y vamos hacia Galle, ciudad colonial con herencia europea con una enorme fortaleza. Justo enfrente hay un estadio de cricket, uno de los deportes más practicados en el país. Galle es lo más parecido a un pueblo tal y como lo conocemos en europa, y es curioso el contraste entre ciertas construcciones con estilo europeo con alguna estupa y alguna estatua de Buda. Mientras que hasta ahora los pueblos se distribuían sobretodo alrededor de la carretera principal, aquí nos encontramos con más callejuelas con adoquines y alguna tiendecita. Aprovechamos para comprar algún recuerdo y nos sentamos a tomar un te y un crepe.




A continuación, vamos hacia otra parada de playa. Hikkaduwa. Tal y como queríamos durante el camino nos paramos con la idea de observar a a los pescadores tradicionales subidos a un palo clavado en el mar. Malísima experiencia ya que a parte de que actualmente no solo no pescan (algo que se puede entender y ya sabíamos) tan solo piensan en cobrar al turista por simplemente echar una foto. Casi nos enfadamos y al final nos fuimos sin querer saber nada de ellos.
En hikkaduwa nos alojamos en el Coral Sands Hotel,que aunque parezca muy turistada, es una buena opción por la cercanía a la playa principal en la que se encuentra el coral donde queremos ir a hacer snorkel ya que está justo delante. Las impresionantes vistas a la playa y las puestas de sol des de el balcon de la habitación son inmejorables. Un acierto.
Salimos a dar un paseo por la playa y más tarde a visitar el pueblo, con alguna tiendecita. Escogemos un sitio con un toque diferente en el que comemos sopas incluida de tiburón. Muy bueno, para repetir.

Día 9 – Hikkaduwa – Kosgoda – Madu river – Colombo
El primer plan del día es ir a los corales a hacer snorkel. Antes, vamos a dar un paseo matutino por la playa en búsqueda de la famosa tortuga de mar. Menuda suerte al encontrarla cerca de la arena. Justo en unas rocas delante del hotel Hikka Trans Cinnamon. Le damos unas algas fresquitas para desayunar y se deja acariciar y estar un rato con ella. Una pasada, es enorme. La tortuga no se ve muy bien pero podeis verla mejor en el video del viaje que tenemos en nuestro canal de Youtube.
Ahora sí, nos encontramos por sorpresa de Nirmal con un antiguo pescador que nos ofrece subir a una barca tradicional para acceder a los corales. A Xavi le toca remar y sudar un poco antes del baño. Vemos peces de colores, y aunque no es uno de los mejores snorkels, la experiencia con la barca será inolvidable. El precio es de 3000 LKR ($18.75) + 1000LKR ($6.25) de propina para el propietario de la barca.


Volvemos y después de un bañito en la piscina del hotel y una ducha nos dirigimos al Madu River a hacer un paseo en barca por las lagunas y entre manglares. Durante el trayecto vemos un cocodrilo pequeño, murciélagos gigantes, nos presentan un monito mascota muy tímido… y vamos parando en algunos de los islotes (hay unos 22 en total).


En algunos de ellos hay tiendas flotantes, templos y varios están habitados y dotados de electricidad. En una de las paradas a la mitad del paseo nos enseñan como extraen la canela y como fabrican cuerdas con fibras de coco. A modo de recepción nos ofrecen un té con canela excepcionalmente bueno. Cómo última parada nos encontramos con unas especies de piscinas llenas de peces naranjas en las que se ponen los pies y estos te quitan las pieles muertas. ¡Menudas cosquillas!




La siguiente parada es en Kosgoda en un centro de recuperación de tortugas marinas donde las rehabilitan y ayudan a sobrevivir. Nos dejan ver y tocar uno de los huevos, muy blandito y moldeable. Pasamos un rato con tortugas con unos días de vida hasta con una de más de 100 años, que debido a que perdió un ojo y tenía una aleta malherida la tuvieron que mantener en cautividad. En el centro vemos varios tipos de tortugas marinas. Un rato muy divertido ya que nos encantan los animales y la naturaleza en general.




Última parada del día: Colombo, la gran capital. Nos alojamos en el hotel Cinnamon red con unas vistas panorámicas a la ciudad.

Debido a que va a aoscurecer pronto, dejamos las maletas y vamos rápidamente a visitar el templo Gangaramaya, que es uno de los más importantes de Colombo debido a su mezcla entre arquitectura moderna y esencia. La arquitectura muestra una mezcla ecléctica de la arquitectura Ceilandesa, Tailandesa, India y China Fue cuna de algunos intelectuales y hoy en día además de actividades y visitas religiosas se realizan actividades culturales.
La primera parte de la visita está situada en medio del lago al cual se accede por una pasarela.






La segunda parte situada en el otro lado de la calle y la entrada que cuesta 300 LKR es válida para las dos. Mezcla las dos religiones del Budismo y el Hinduismo, y vemos una gran cantidad de ofrendas recopiladas a lo largo de los años en numerosas vitrinas y estancias.







Hoy también ha sido un dia largo. Subimos al ático del hotel y aunque ya sea de noche nos regalamos un bañito en la piscina con vistas a toda la ciudad. A todo esto no olvidar las fehas en las que viajamos, cercanas a navidad, y resulta muy curioso estar en la piscina al lado de varios árboles de navidad iluminados.


Día 10 – Colombo – Negombo – Airport
Nos despertamos con unas immejorables vistas a la ciudad, el lago y los templos. Antes de desayunar nos vamos a hacer el último baño del viaje en esa chulada de piscina. Las maletas están bien preparadas desde la noche anterior, incluidas todas las compras y recuerdos recolectados durante el viaje, ya que está es nuestra última etapa en Sri Lanka.

Después de conocer las partes más remotas de la isla, dónde todo es más salvaje y calmado (y si nos lo permitís, de lo que mejor recuerdo nos llevamos), nos dirigimos al mercado de Pettah. Visita indispensable si estás en la ciudad. No esperes comprar gran cosa por eso. El mercado es para la gente de la ciudad, pero está muy bien para poder vivir el caos de la ciudad y el ritmo frenético de las grandes ciudades del sureste asiático.



Entramos a un templo musulmán precioso, a rayas blancas y rojas. Es la mezquita Jami Ul-Alfar más conocida como mezquita roja. Al ser un templo musulmán se hizo evidente la diferencia entre hombres y mujeres ya que a mi me permitieron ir al baño mientras que a Anna no, ya que al templo solo pueden acceder hombres (aunque a todos los turistas les dejan acceder a un pequeño recinto de la entrada pero no se puede visitar completamente. También nos encontramos con pequeño templo hinduista.




Continuamos la visita por las callejuelas y nos encontramos con pequeñas tiendas, mercadillos, etc.


Muy acalorados y un poco agobiados de la visita a Colombo (nos ha roto los esquemas de tranquilidad vividos los días anteriores), como todavía es temprano para ir hacia el aeropuerto, Nirmal nos aconseja anticiparnos a los problemas de tráfico en la salida de la capital y dirigirnos al pueblo costero de Negombo, más tranquilo y también más cerca del aeropuerto.
Una gran decisión para volver a la calma que ha dominado durante los pasados días y dar una paseo por la calle principal. Un pueblo no muy grande un poco enfocado a turista y con la mayoría de comercios cerrados, algo que nos extrañó ya que era a mediodía. Como última comida de despedida y aprovechando el hecho de estar en un pueblo costero nos regalamos una buena mariscada, que a precio de Sri Lanka la verdad que sale bien a cuenta. Por cierto, en las playas de Negombo, vemos un barco con una gran vela al más puro estilo de Vaiana.





Nos dejan en el aeropuerto, bien cargados de maletas y recuerdos, y nos despedimos de Nirmal, nuestro conductor, guía y sobretodo, compañero de viaje. Cambiamos las rupias sobrantes (aunque nos guardamos alguna de recuerdo, ya que los billetes son muy bonitos con animales) y empezamos a pasar los trámites del aeropuerto.
Después del check-in es tiempo de hacer las últimas compras. La verdad es que Sri Lanka no es un país masificado por el turismo o demasiado enfocado a ellos, así que tampoco no lo son las tiendas. En el aeropuerto encontramos varias cosas que hemos ido viendo durante el viaje. Compramos algo más de te, un pañuelo para vestir y par de camisetas. Y sí, nuestras postales vintage de viaje que solemos comprar en todoslos viajes y que no pueden faltar a la colección. Haciendo todo lo que sea posible para no despedirnos de la isla…
En resumen, un viaje inolvidable y nos traemos de vuelta mochila llena de té, sonrisas y ojalá que algún día podamos volver a visitar.

